viernes, 23 de julio de 2010

La educación del Contador Público en un entorno global

EDUCANDO A SUS MIEMBROS
La educación del Contador en un entorno global
Por: Prof CPC Enrique Zamorano
Los retos de la profesión en el siglo XXI
Permítanme hacer especial énfasis en dos retos que la profesión contable tiene que afrontar y que las universidades deberían considerar en sus planes y programas de estudio para la formación del Contador Público Director del Centro de Investigación y Desarrollo del CINIF
Permítanme hacer especial énfasis en dos retos que la profesión contable tiene que afrontar y que las universidades deberían considerar en sus planes y programas de estudio para la formación del Contador Público:

· Normas contables de uso global.
· Transparencia y corrupción.
Normas contables de uso global

Existe una vinculación muy estrecha entre los sistemas contables y de información y las inversiones y los mercados de capital. La globalización es un fenómeno evidente en el mundo de los mercados de capital. El capital irá naturalmente hacia los países y regiones de mayor estabilidad económica y transparencia contable. Una contabilidad adecuada en las empresas y entidades de todos los sectores de cualquier país es la clave para mantener la confianza o bien, reconstruirla para el futuro. Información financiera transparente, dentro de una robusta estructura de control, y una administración ordenada y sana, son una poderosa palanca para restablecer o incrementar el valor crediticio.

La información financiera en los mercados es muy importante para los inversionistas y las personas que toman decisiones. Los inversionistas mejor informados podrán proteger mejor sus intereses, estarán deseosos de invertir su dinero para proporcionar el capital a las compañías tanto nuevas como en expansión y de este modo crecer y contribuir a la estabilidad económica.

Arthur Levitt, Expresidente de la SEC, decía:

“Creo firmemente que el éxito de los mercados de capital depende directamente de la calidad de los sistemas contables y de información. Los sistemas de información que se basan en altos estándares de calidad proporcionan a los inversionistas seguridad y credibilidad en los reportes financieros, y no olvidemos, que sin la confianza del inversionista, los mercados no pueden prosperar…”

Asimismo, al referirse a las normas de contabilidad, comentó:

“…cualquier grupo de normas contables debe formarse considerando las necesidades de los inversionistas y de los mercados de capital. Esto no será un camino fácil, pero es fundamental que nos aseguremos que nuestros mercados globales se construyan sobre bases sólidas. Creo que la armonización de las normas contables será un éxito sólo si éstas proporcionan lo que los mercados requieren: información creíble basada en estados financieros transparentes…”

Las normas contables deben ser de alta calidad y dar como resultado información comparable y transparente a escala internacional. A fines de octubre de 1997, James D. Wolfensohn, Presidente del Banco Mundial, en su discurso de apertura del XV Congreso Mundial de Contadores que se celebró en París, mencionó lo siguiente:

“Sabemos que la corrupción y las crisis financieras florecen en la oscuridad. Sabemos que la falta de transparencia pone en peligro un gobierno efectivo. Sabemos que el consenso social se construye sobre la información.

Pero ustedes (los Contadores Públicos) también tienen que desempeñar su papel…

Adelanten su agenda para la armonización de normas internacionales de contabilidad hacia la satisfacción de las necesidades del mercado global. En un mundo que se asemeja más y más a una gran aldea, no tiene sentido hablar en distintos idiomas. Necesitamos urgentemente un lenguaje unificado para los negocios.”

México ha aceptado ese reto y al efecto ha tomado medidas muy importantes. Les comentaré solamente lo siguiente:

En el año 2002, once instituciones líderes de los sectores público y privado constituyen un organismo independiente en su patrimonio y operación denominado Consejo Mexicano para la Investigación y Desarrollo de Normas de Información Financiera, A.C. (CINIF), con los siguientes objetivos:

· Desarrollar normas de información financiera, transparentes, objetivas y confiables relacionadas con el desempeño de las entidades económicas y gubernamentales, que sean útiles a los emisores y usuarios de la información financiera.

· Llevar a cabo los procesos de investigación, auscultación, emisión y difusión de las normas de información financiera, que den como resultado información financiera comparable y transparente a escala internacional.

· Lograr la convergencia de las normas locales de contabilidad con normas de información financiera aceptadas globalmente.

En esta importante función, sustituye a la Comisión de Principios de Contabilidad (CPC) del Instituto Mexicano de Contadores Públicos, A.C., que durante más de 30 años desempeñó esta función, con un alto grado de dedicación, responsabilidad y profesionalismo. En abril de este año, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores determinó que las empresas registradas en la Bolsa Mexicana de Valores, preparen su información financiera siguiendo las normas establecidas por el CINIF.

Como parte integrante del CINIF, está el Centro de Investigación y Desarrollo (CID) formado por investigadores de tiempo completo, provenientes de diferentes campos de experiencia y competencia profesional, resaltando su independencia de criterio, objetividad e integridad, quienes trabajan junto con reconocidos profesionistas voluntarios e investigadores de varias universidades, a fin de lograr puntos de vista plurales e independientes en la preparación de las normas de información financiera.

Como proyecto prioritario del Centro de Investigación y Desarrollo (CID), está el estudio de las normas nacionales e internacionales para identificar las áreas de mayores diferencias, a fin de promover su convergencia.

Este proyecto es muy extenso y se ha tenido que abordar en forma gradual ya que abarca el estudio reflexivo y crítico de 41 Normas Internacionales de Contabilidad (NIC, ahora Normas de Reporte Financiero IFRS) y 33 interpretaciones, contenidas en un volumen de más de 1800 páginas. También incluye el estudio de los Principios de Contabilidad Generalmente Aceptados en EE.UU. (US-GAAP) y obviamente los principios y normas emitidos por la Comisión de Principios de Contabilidad (CPC) de México.

Para lograr la convergencia mencionada, se está procediendo a comparar los principios nacionales con los internacionales tanto del IASB como del FASB e identificar las diferencias, las cuales están siendo sometidas a un proceso de análisis, previo a su conciliación, identificar las razones específicas de las mismas, tales como: culturales, legales, económicas o de diferentes estructuras de mercados de capital; una vez identificadas se podrían precisar las posibilidades de conciliación. Las disparidades entre un marco regulatorio y otro hacen de este un proyecto de trabajo ambicioso.

Algunas personas creen que la convergencia de las normas contables y la homologación de la información financiera en el ámbito internacional es un camino fácil, pero esto no es así. Los representantes de FASB e IASB han anticipado que las diferencias entre sus propios cuerpos normativos son complejas de resolver e incluso afirman que muchas de ellas persistirán más allá de 2005, fecha límite para la preparación de estados financieros de conformidad con las NIC por parte de las compañías que coticen o vayan a cotizar en el mercado regulado de la Unión Europea.

Igualmente, se tiene la creencia que sólo basta con tomar las Normas Internacionales de Contabilidad y decretar su aplicación obligatoria a partir de un periodo determinado. Si bien es necesario procurar la aplicación de esas normas y hacerlas nuestras, no basta con adoptarlas para que la información financiera sea comparable a escala internacional; hay que adaptarlas. Para ello se requiere de un largo proceso de investigación, difusión, auscultación, debate y consenso de las normas con anterioridad a su emisión.

El proyecto de convergencia de los principios contables nacionales con las normas internacionales de contabilidad es, sin duda, muy importante: muchas empresas adoptarán las NIC como fuente de información financiera en los próximos años; mientas no se tenga en México un conjunto de principios de contabilidad aceptados globalmente, el proceso para obtener recursos de los mercados mundiales de capital será muy difícil y costoso para aquellas compañías que deseen tener acceso a esos mercados.

Ciertamente, la visión del CINIF sobre este proyecto es ilimitada: para mantener la convergencia, se requiere seguir el paso a los desarrollos que se observen en el FASB y IASB y al probable proceso de combinación de normas de estos organismos en el futuro.

Actualmente, la investigación se encuentra en las etapas de recopilación de información y lectura reflexiva y análisis de la misma. Estas etapas son “silenciosas”, lo cual explica “las limitadas señales de actividad que ha difundido y llevado a cabo el CID”, en opinión de ciertas personas.

En algunos proyectos, de acuerdo a lo estimado, estamos en la etapa de preparación de borradores y estimamos enviarlos al proceso de auscultación durante el segundo trimestre del presente año.

Transparencia y corrupción

Sobre el problema de la corrupción hemos hablado en varias ocasiones, en distintos foros y desde diferentes puntos de vista. En cada país la corrupción toma diversas formas, ésta incluye el soborno, el fraude, los pagos ilícitos, el lavado de dinero y otras muchas formas de actos criminales. Frecuentemente, la corrupción no involucra dinero, pero sí los favores especiales y el tráfico de influencias. Ciertamente, la corrupción cubre un alto rango de posibilidades insospechadas para la generación de prácticas de corrupción, gracias al alto grado de desarrollo de los medios tecnológicos y a las deficiencias de la legislación, cuyos vacíos o resquicios pueden ser aprovechados indebidamente en función del interés particular, con motivaciones contrarias a los fines del Estado y de la sociedad.

En algunas conferencias sobre este tema, efectuadas en varios países de Sudamérica, tuve la oportunidad de compartirlo con distinguidos ponentes como Frank Harding y Juan Herrera, ambos ex presidentes de IFAC. Este último decía que “muchas veces olvidamos que en casi todos los casos de corrupción en el sector público, hay uno o más corruptores del sector privado. Muchas veces el soborno ocurre, no porque el funcionario lo exige, sino porque el sector privado lo ofrece para obtener un beneficio, para pasar un contrabando, para que desaparezca un expediente, para obtener un contrato…”

En muchos casos, es cierto, pero no siempre. Con frecuencia el profesional se encuentra en situaciones en las que la única manera de recibir lo que le corresponde por derecho moral, es mediante un pago adicional al funcionario o empleado público.

Y no siempre es posible ocurrir con éxito ante la autoridad competente para denunciar la corrupción. Si el ciudadano hace la denuncia, ésta caerá en saco roto porque las autoridades que deben controlar estos abusos van a recibir su porcentaje del soborno. Aquello es una mafia. Dadas las circunstancias, el ciudadano es víctima de un robo; le quieren quitar su dinero a cambio de respetar sus derechos.

En ocasiones la crisis que vive una empresa y que puede llevarla al fracaso no sólo es producto de problemas financieros. Es también el resultado de una profunda crisis de valores morales en las personas a todos niveles de la empresa, pero principalmente de los niveles superiores. Muchas de esas personas demuestran poca capacidad de integrar valores y principios morales en la toma de sus decisiones.

Por qué una gran compañía como Enron cayó en desgracia y se disolvió con tal rapidez, es sin duda una larga y complicada historia y tiene que ver con varios factores: las decisiones equivocadas de sus directores tuvieron repercusiones importantes en su situación financiera y sus resultados de operación, aunque el deterioro de sus indicadores financieros se hubiera mantenido oculto, indebidamente, durante algún tiempo; el caso de Enron requiere un análisis financiero y un diagnóstico de causas y efectos, aunque este estudio probablemente tomará varios años de investigación para llegar a conocer la historia completa.

El factor central fue, sin duda, la carencia de una cultura de ética en la empresa. La negación de la verdad puede adoptar diversas formas en un mundo tan complejo como el nuestro; una de ellas es, ciertamente, la que consiste en “manipular la verdad” difundiendo, como en Enron, determinada información y ocultando otra. La desinformación o todo lo que de modo intencionado tergiversa la verdad, se puede calificar de engaño.

En Enron, años antes de su caída, su director general había anunciado públicamente el conjunto de valores que guiaban a la empresa, identificados con las siglas de la palabra inglesa “RICE” que correspondían a: Responsabilidad, Integridad, Colaboración y Excelencia.

Finalmente, esto resultó ser una farsa; los directores daban un doble mensaje: debemos alcanzar grandes utilidades, sin importar los medios.

No debe confundirse la descripción de un conjunto de valores con la adopción de una cultura de ética. Hacer de los valores una cultura es algo difícil. Cada una de las personas que integran la empresa, desde el nivel más alto hasta el último nivel, debe tomar la responsabilidad de integrar esos valores y principios a sus decisiones y comportamiento en la compañía.

Sus dirigentes particularmente deben ser muy exigentes con la ética de quienes integran los niveles superiores de la empresa, ya que si su comportamiento es dudoso pueden contaminar a las personas que dependen de ellos. Su integridad personal es muy importante. La fortaleza de una empresa es su ética interna, buenas relaciones de los dirigentes con sus colaboradores, lo cual requiere de una fuerte dosis de respeto mutuo que contribuya a la eficacia del conjunto.

La operación basada en la ética es el mejor modo de tener una empresa sólida y perdurable; resulta benéfico a la larga e indispensable para construir una institución sana y duradera. En suma, la ética produce beneficios.

Esto último es importante: la ética produce beneficios. Virtudes sociales como la honestidad, responsabilidad, lealtad, respeto, calidad y eficiencia en el desempeño de sus deberes, no sólo tienen mérito como valores éticos; también poseen un valor económico tangible y ayudan a la empresa al logro de objetivos compartidos: productividad, calidad, crecimiento, confianza, credibilidad y prestigio en la comunidad. Las empresas que crecen y perduran están unidas por valores, normas y experiencias compartidas por todos sus integrantes. Cuanto más profundos sean estos valores y más firmemente se los sustente, tanto más intenso será el concepto de identidad y mayor será la confianza que la sociedad otorgue a la empresa y sus productos.

Prestigio y confianza constituyen el patrimonio más valioso de una empresa y éste debe estar firmemente sostenido por sólidas columnas, las cuales tienen como ingrediente esencial los principios éticos.

La ética es necesaria para crear, incrementar y preservar el valor de una empresa. Los inversionistas buscan invertir en empresas que son confiables, en las que sus dirigentes y colaboradores son íntegros, que proyectan ante la sociedad una cultura de ética en todo lo que hacen.

La lucha contra la corrupción debe librarla la profesión institucionalizada, llevarse a todos los niveles de la sociedad. Esto requiere promover el compromiso del gobierno y la existencia de un marco jurídico, regulaciones, sistemas de control y medidas disciplinarias que proscriban actos corruptos y prescriban fuertes penas para aquéllos que sean encontrados culpables.

La profesión contable no puede luchar sola en esta batalla, sino como parte integral de la sociedad y del mundo de los negocios, debe estar y está para tomar su lugar en la lucha.

En la Junta de Consejo Directivo de la Federación Internacional de Contadores (IFAC) celebrada en Buenos Aires, Argentina, en mayo de 1999, se aprobó la emisión de un documento trascendente, denominado “La Profesión Contable y la Lucha contra la Corrupción”.

Este documento termina diciendo que cada Contador Público, en lo personal, debe llevar la responsabilidad de la campaña en contra de la corrupción. Tener un sentimiento renovado de desconfianza cuando se establezcan nuevas relaciones profesionales y se revisen transacciones que parecen tener un sentido cuestionable de negocios. Las entidades y personas corruptas deben darse cuenta de que los Contadores Públicos constituyen una barrera contra la corrupción. Sobre todo, cada Contador Público debe asegurarse de que su propia conducta refleje un inquebrantable compromiso hacia la verdad y honestidad en la información financiera.

Efectivamente, erradicar la corrupción no es sencillo, se trata de un problema muy complejo pero sabemos que el mejor antídoto para ese mal, es la ética; es precisamente en este mundo concreto donde la ética debe ayudar a los hombres a ser luz.

Y en ese sentido, las universidades y los profesores tienen un papel muy importante que desarrollar.

Aunque en algunas universidades se imparte la Ética Profesional con diferentes valoraciones, en la mayoría de las escuelas, tanto de nivel de enseñanza superior como en las carreras de posgrado, esta materia no está incluida en la currícula de estudios como asignatura específica.

Una propuesta para las autoridades de las instituciones, consiste en incluir en sus planes de estudio la materia de Ética Profesional con carácter obligatorio, recomendándose que ésta se imparta durante el último semestre de la carrera, en razón de que los estudiantes estarían con mayor proximidad a la iniciación de su ejercicio profesional.

Por el prestigio de nuestras instituciones educativas; porque los profesionistas que egresan de las mismas desempeñarán un papel clave en beneficio del interés público y del desarrollo económico; por la enconada competencia nacional e internacional; necesitamos decidir.

Debemos impulsar la iniciativa de incluir la materia de ética profesional en los respectivos planes y programas de estudio de las universidades.

Pero no sólo esto, además, debemos promover y desarrollar una cultura y un ambiente formal de la ética en la institución y al adopción de un código que considere asuntos tan importantes como la visión, misión, principios y valores que identifican a la institución educativa y a las personas que la integran y las normas de conducta de autoridades, maestros, alumnos y personal de apoyo a la educación.